Dentro del ciclo Rock Joven 2005 se presentaron tres nuevas bandas en la Sala Zitarrosa.
La Primera en tocar fue Cuarto de Milla, un grupo con una propuesta claramente de Hard Rock, con dos guitarras siempre al frente, una de ellas siempre con un sonido sucio muy bien manejado y la otra que juguetea cada tanto, un batero que le pega con alma y vida, un bajista que permite que ninguna de las guitarras tenga que ser base y un cantante con una voz bastante particular.
El espectáculo que brindaron de cerca de una hora (lo mismo duraron las otras bandas) estuvo compuesto mayormente por covers y cinco canciones propias.
Los mejores momentos del toque llegaron de la mano de tres covers que son ideales para el tipo de voz del cantante (una voz que funciona muchísimo mejor cuando se la exige al máximo, que cuando se busca un clima más cálido), “Song 2” de Blur, Todo Está Bien” de Hereford y “La Vida” de Arbol.
Lo más flojo se encontró en algunos temas que demostraron ser claras influencias de la banda (“El 38” de Divididos y “High Way To Hell” de AC/DC), pero que demostraron que no son un grupo “todoterreno” (en realidad son muy pocas las bandas que pueden interpretar cualquier estilo). Si logran un sonido propio más cercano a los temas que mejor interpretan y se alejan de compromisos inútiles pueden llegar a algo interesante.
La segunda banda en subir al escenario se llama justamente En Banda.
La sola voz de la cantante ya los transforma en un grupo a tener en cuenta, si además tenemos en cuenta que Majo (así por lo menos entendí que se llamaba, pido perdón pero la calidad de sonido no fue lo mejor de la noche) no cumple la norma televisiva chica linda + linda voz = actitud tonta, y que los músicos no son para nada unos negados y acompañan de muy buena manera entonces dejan la idea de poder ser una muy buena opción para un estilo de música muy poco explotado en nuestro país.
El track list estuvo compuesto entre otras cosas por varios temas de los Beatles (lo mejor de la noche fue “A Hard Day’s Night”, “Something” y “Day Tripper”), de Creedence, un tema de Sheryl Crow y un clásico de Cranberries “Animal Instinct”.
De los músicos el que más logro destacarse fue Maxi el bajista, que asume muy bien el rol de protagonista cuando Luis larga la guitarra y se sienta en los teclados.
Un punto aparte para Julio el baterista, que luego de romper dos veces los palos en tan solo tres canciones, entendió que el toque le iba a salir muy caro a ese ritmo y se tranquilizo un poco.
Para cerrar la noche estuvieron los muchachos de La Chaira, lejos la banda con más hinchada. Pertenecientes a la movida de bandas que se formó en Tobacco (de donde tengo la premonición de que algo bueno va a salir en cualquier momento), la gente de La Chaira propone un sonido Grunge puro, con todos los pros y contras de ese género.
Desde canciones que arrancan lentas y luego proponen un pogo generalizado, hasta las que son un relajo de principio a fin, aparentan un show muy interesante, pero con el pasar de los temas la “bola de sonido central” se vuelve cada vez más predecible y pierde un poco de efectividad. Igual tienen un estilo muy interesante que se potencia en los temas que exigen gritos y saltos y toda la parafernalia del show del rock. La voz del cantante es muy buena (y la guitarra es un miembro más de la banda), el bajista es bastante bueno y es el que tiene más actitud sobre el escenario, un guitarrista con mucha presencia grunge y un baterista que no se equivoca, pero que no busca ser protagonista nunca.
En resumen es una banda que tiene una idea clara del sonido que busca, que a veces abusa de sus propias cualidades transformándolo en defectos, que en sus mejores temas logra transmitir toda la energia que tienen al público y que ya parte con mucho apoyo de su propia gente y eso es muy importante.Un consejito humilde: tal vez les convendría escuchar un poco a The Sex Pistols...
Redacción: Federico Méndez
Fotos: Andres Larrosa