07 enero 2006 - LA TRAMPA - EL BOLICHE








El sábado 7 de enero en La Pedrera, el que hoy en día es sin exagerar el balneario más caro del mundo, se llevó a cabo una fecha más de El Boliche. El emprendimiento organizado por dos boliches representativos de la noche Montevideana, como lo son Primata y Tres Perros, constituye una apuesta fuerte al gran caudal de movida joven que año a año se acerca a la costa Rochense. En donde se ha logrado complementar de buena forma lo que son espacios para la música electrónica con recitales en vivo de bandas de rock, un combo infalible en los últimos veranos y un atractivo más al ya hermoso marco natural.


Cuando faltaban quince minutos para las cuatro de la mañana La Trampa subía al escenario. Esta vez no se escuchó la introducción que caracteriza desde ya hace un tiempo a sus espectáculos en vivo. Comenzaron su repertorio con “El poeta dice la verdad”, algo que parecerá repetirse al menos en la primera parte de este año. También se escucharon “Las cruces del corazón”, “Arma de doble filo”, “Luna de marzo”, “El oro y la maldad”, “Caída libre”, “De nosotros dos”, “Carne”, “Yo se quien soy”, entre otras. Tanto el sonido como el juego de luces fue muy bueno en todo momento, mientras que el clásico humo casi que no fue necesario, ya que al mínimo pogo se levantaba una nube de tierra que molestaba bastante.

Presenciaron el concierto un público aproximado a las 3.000 personas, de las que se pudieron observar reacciones de lo más variadas. Por un lado estaban los que fueron expresamente para ver tocar a La Trampa, los cuales eran fácilmente distinguibles por sus camisetas estampadas y sus banderas alusivas a la banda. Los mismos que una vez terminado el show, se retirarían del local ante la incrédula mirada de la gente que pasadas las cinco de la mañana aun formaban cola para entrar. También estaban aquellos que hacían gala de una actitud totalmente pasiva, los típicos que si los sacas del “punchi punchi” se encuentran más perdidos que perro en cancha de bochas. Y por último estaban los que, al ver como día a día el rock gana terreno en nuestro país, hicieron un esfuerzo y para no quedar por fuera del barullo se aprendieron las letras de las canciones de moda. Y ahí se los podía ver revoleando las camisas polo, con el vaso de Johnny negro en la mano, y balbuceando a coro “¿Quién libera el suelo de este cementerio? ¿Quién arrancará las cruces de tu corazón?”... simplemente memorable, un espectáculo aparte.

Si bien el toque en ningún momento decayó en intensidad, no tuvo la emoción de otros shows de la banda. Tal vez la actitud del público no haya hecho motivar de la mejor manera a los músicos. Esto dicho sin poner en tela de juicio el profesionalismo de cada uno de los integrantes de La Trampa, ni a La Trampa como banda. Pero es como todo, a veces ese “feeling” con la gente se da, y otras veces no. Sobre el final del concierto Garo (guitarrista de la banda) dice algo como esto: “...La Trampa nunca había tocado para tanta gente bien vestida...”, al que sabe leer entre líneas le va a quedar bastante claro.


Redacción: Pablo Morniroli

Fotos: Andres Larrosa