Tres Teatros de otoño en el Teatro de Verano, un día con clima de invierno, una banda en una nueva primavera musical. Padres que llevaron a sus hijos e hijos que llevaron a sus padres. Sin invitados especiales pero con cincuenta y seis personas extra sobre el escenario. Un recorrido por más de veinte años en dos horas. Una banda que suena genial pese al desastre del equipamiento. El Cuarteto nunca fue, ni quiso, ser normal, pero la etapa “Raro” a llevado todo a niveles increíbles.
Con tres llenos totales se realizó la presentación oficial de “Raro”. Para arrancar el espectáculo eligieron como maestro de ceremonia a uno de los mejores clowns de la televisión uruguaya (después de Escanlar cuando quería parecer un periodista, cosa que era graciosísima), y de la mano de Vazquez Melo “el señor de los pingüinos” se desató una fiesta que duró por más de dos horas.
Como buena presentación de disco era de rigor tocar todos los temas de ese trabajo, y el agregado de la realización del video clip de “Verano del 92” salpicó toda la velada con la sensación de que quedaría grabado para la posteridad y de que había que dejar todo para que mereciera ese honor. Y es por eso que más allá de los 56 afortunados que tuvieron el privilegio de vivir el show sobre el escenario (o la desgracia de ver a los músicos de espalda toda la noche, cada uno ve el vaso medio lleno o medio vacío), todos los presentes se contagiaron de esa alegría especial que había en el ambiente y fueron un miembro más de la banda.
Pero aunque todos los temas nuevos fueron excelentemente interpretados y que fueron coreados de punta a punta, el momento de mayor calidad o el más sorprendente llegó de la mano de algunos clásicos que vieron la luz en novedosas versiones en un living improvisado sobre uno de los costados del escenario. Un “Oriental desertor” en tono bossa nova, “Un polaco enamorado” con la introducción a mano del propio polaco contando su historia de vida, que giraba sobre rulemanos, arandelos y putas, “Pobre papá”, y dos joyas del archivo, “El guardián del zoo” y “Andamio Pijuan”, temas de los discos “Soy una arveja” y “Emilio García” que superan en edad a casi la mitad de los alli presentes.
Como único punto negativo de la velada, es inevitable hablar de los problemas de sonido que hubieron, incluido un “apagón” en la guitarra de Riki que llevó más de diez minutos arreglarlo. Pero estos problemas no hicieron más que colaborar para agrandar la imagen de increíbles profesionales que ya todos tenemos de los tíos del rock.
Sin dudas el cuarteto está pasando su mejor momento, y eso no es raro.
Redacción: Federico Méndez Odllakoff