Era una noche fría en el barrio, pero desde la Argentina llegaban los Jóvenes Pordioseros y por eso Área era una fiesta bastante particular. Muchas banderas, muchas lenguas, mucho corte rollinga, muchos chabones y muchas viejitas. Era la primera noche Stone y todos trabajaban para que eso quedara bien claro. Las remeras; el idioma que hablan las masas, dejaba algo claro, esta masa es bastante cerrada. Se podían ver muchas remeras de Callejeros, muchas de los stones, algunas pordioseras, alguna de la 25, un par de Viejas Locas, y no mucho más. La musicalización previa al toque tampoco tuvo demasiada amplitud, y las extrañas veces en la que se salió del circulo se podía sentir la aspereza en el ambiente, pero algunos disfrutábamos el hecho de recordar que existen otras bandas y que hay unos cuantos acordes más en este maravilloso mundo.
Finalmente luego de tres horas de espera los Jóvenes Pordioseros subieron al escenario y toda la excitación acumulada por el público en ese tiempo se desató en un pogo bastante desprolijo en el primer tema, “105 y 3”. Desde el primer instante en que la banda se subió al escenario, las numerosas banderas comenzaron a ondear y esta sub-cultura iniciaba su ritual, el cual aun busca nuevos códigos luego de la dolorosa desbengalización.
En lo que al show en sí se respecta, el grupo liderado por Toti no tuvo tampoco demasiada audacia y basó su show en sus propios éxitos actuales como “Pirotécnico”, “Hombre Rocanrol”, “Nunca Pude Estar Solo”, y en algunos clásicos ajenos de los cuales el primero fue “Start Me Up” (¿tengo que aclarar de quien es el tema?).
Los roles dentro del grupo están claros, Toti lidera desde la voz, con su carisma como arma principal, Sikus con el bajo da la cuota de calidad musical a la banda, Pedi guitarrea sin demasiada magia aunque con un dejo de divismo y Chori en batería cumple con su rol que no va mucho más allá que el simple hecho de estar ahí.
En una extraña costumbre de algunas bandas, este supuesto cuarteto, como lo versan los créditos de los discos o su propia página web, sobre el escenario es un sexteto ya que se agregan un teclado y vientos y en esta ocasión en algunos temas se transformó en un septeto con la inclusión de una armónica, rol que normalmente cumple Toti. Aunque si nos fijamos en que una de las bandas que realiza esa caprichosa separación es el espejo en el que se miran las bandas pertenecientes a este estilo, un cuarteto que sobre el escenario triplica sus integrantes no es de extrañarse que también copien eso.
Y la idea de “el espejo en el que se miran”, en este caso tuvo prácticamente una concreción, si tenemos en cuenta que durante la presentación de la banda en la pantalla gigante del boliche, la cual queda enfrente al escenario, se pudo ver un dvd con un show en vivo de sus majestades satánicas.
Si recordamos que hace tan poco se presentaban en vivo los Rolling Stones a poco más de 500 kilómetros uno recuerda las palabras de ese gran filósofo contemporáneo que alguna vez dijo “es lo que hay valor”...
Redacción: Federico Méndez Odllakoff
Fotos: Andres Larrosa