19 mayo 2006 - LA VELA PUERCA – LUNA PARK BS. AS.









“El paradigma de la acción es un ciruelo que se vence a causa del peso de sus frutos” Mono Fontana(*)


Y si señores, se produjo el milagro. Por fin después de mucho tiempo los medios de Buenos Aires se ocuparon de Uruguay por algo distinto a las benditas papeleras. Gracias muchachos!!!

La Vela Puerca llegaba al Luna Park para dar no uno, no dos sino tres conciertos en lo que, salvo que algún memorioso me desmienta, es la mayor convocatoria de una banda del Uruguay en Argentina.

Y más allá de esa inclinación facilonga de los periodistas a calificar todo lo exitoso como “fenómeno”, “explosión” o cosas por el estilo, lo de la vela es un tiro para el lado de la justicia y verlos ahí arriba provoca una gran mueca de alegría.

El viernes era el debut y en el Luna había, a la hora señalada, unas ocho mil almas expectantes.

Pero cuando parecía que los puercos ya salían y el clima se caldeaba, el que salió fue el "Cebolla" Cebreiro solo para pedir 15 minutos más de paciencia y presentar a unos amigos, el grupo de teatro negro Bosquimanos Koryak, que dicho sea de paso dejó boquiabiertos a más de uno con un espectáculo muy poco frecuente en un concierto de rock.

Acto seguido y con la ansiedad de la gente en su punto de ebullición, finalmente cayó el telón y largaron nomás con “un frasco”, el primero de los 34 temas de un toque que prometía ser largo.

Así que vamos por partes. Lo primero que hay que decir es algo que en el Luna Park es un clásico, el sonido es indomable. Lo que tiene de mítico lo tiene de sonar mal así que no podemos achacárselo del todo a la banda.

Con respecto a la puesta, fue sobria pero digna. Sin demasiados artilugios, dos pantallas a cada lado del escenario, luces y punto.

Yendo ahora si a lo que más importa, el concierto transitó por las más variadas gamas de matices y colores y en esto si tuvieron toda la responsabilidad los muchachos de la vela.

La banda afrontó el toque con la seguridad del que se sabe merecedor de estar en el lugar adecuado en el momento justo y en ningún momento les quedó grande el escenario.

Entonces todo fue relajado y sin apuros y eso fue su mayor virtud y al mismo tiempo su talón de Aquiles.

El arranque fue a todo vapor con un bloque sin respiro que incluyó “Llenos de magia”, “Ojo moro” y “Alta magia” y a partir de ahí hubo espacio para todo.

Momentos de altísima adrenalina con temas como “Escobas”, “De atar”, “El profeta” o “De tal palo” que metieron al Luna en una verdadera licuadora humana se alternaron con pasajes de esos en los que la piel se eriza escuchando a la multitud coreando letras como las de “Va a escarpar”, “Zafar” o “Mi semilla”.

La ocasión fue propicia también para presentar en sociedad "Colabore" y "Neutro" dos temas nuevos que probablemente integren el próximo disco.

Como era previsible en una noche tan especial hubo también invitados especiales. Y en esto una vez más hay que destacar la generosidad de la banda al abrir el juego a grupos amigos que la vienen peleando de atrás.

Primero subió “el negrito” de Once Tiros para hacer “Doble Filo” y minutos más tarde, Marcel Curuchet, tecladista de NTVG los acompaño en una emotiva versión de “En el limbo” y se quedó para hacer “En vela” y “No tan distintos (1989)” de Sumo.

Hablábamos antes de lo relajado que fue todo y ya pasada la mitad de la lista se notaron bastante los intervalos entre tema y tema lo que enfrió por momentos la cosa.

A eso se le agregó casi al final lo que el enano presentó como “cuatro berretines” que incluían, además del tema de Sumo ya mencionado, “El pan de los ángeles” de Barricada, “Donde están mis amigos” de Extremoduro y la brillante versión de “Radio Crimen” de La Polla Records.

De todas maneras la recta final inclinó definitivamente la balanza para el lado de la fiesta con “por la ciudad”, “el viejo” -uno de los puntos más altos de la noche- y el cierre con “Gente”.

Sin caer en la frase hecha o el lugar común, es innegable a esta altura que La Vela es la banda uruguaya más argentina Pero el fin de semana pasado se calzaron además el traje de banda grande y la verdad, les quedó pintado.


* Frase extraída del álbum “Ciruelo”- Mono Fontana –1998.




Redacción y fotos: Daniel Hofer